por Ignacio Muñoz
En anteriores artículos hemos hablado sobre la necesidad de llevar una buena conducta alimentaria que permita que rindamos en competición en las mejores condiciones. Hoy, por el contrario, vamos a echar un vistazo a las consecuencias de una mala nutrición deportiva.
Para comenzar, hagamos un recordatorio: una alimentación sana, saludable y variada, que contenta todos y cada uno de los nutrientes necesarios, es la que nos ayuda a optimizar nuestro rendimiento muscular y a reducir los plazos necesarios para la recuperación muscular posterior a un entrenamiento.
Sin embargo, si no nos alimentamos en condiciones, nuestro cuerpo se verá resentido, incrementando los volúmenes de fatiga y cansancio. De igual manera, seremos más propensos a las lesiones.
Por tanto no se trata únicamente de obtener la energía necesaria, sino que también hay que prestar especial atención a proveer al organismo del combustible correcto para aguantar.
Diferencias entre malnutrición y desnutrición
Malnutrición incluye todas las sustancias en las que la ingesta de uno o varios nutrientes es anormal, ya sea por exceso, ya sea por defecto.
Desnutrición, sin embargo, supone un inadecuado, por bajo, aporte de calorías. Fundamentalmente es debido a la escasez de proteínas y grasas.
La dieta del deportista ha de ser, ante todo, equilibrada, conteniendo todos los nutrientes necesarios y en su justa cantidad. Así nos aseguramos el correcto funcionamiento del organismo. Si llevamos la mochila demasiado cargada, se nota. Y si la llevamos poco, también.
¿Cuáles son las consecuencias de una mala alimentación? Ya hemos comentado: fatiga, cansancio y riesgo de lesiones. Básicamente, en esta línea: Triada de la atleta femenina:
Cuando se trata de perder peso de manera muy rápida y se realiza ingestas calóricas muy bajas, se puede llevar a la retirada espontánea de la menstruación y a la aparición de la osteoporosis.
Sobrecarga de riñón:
Aparece cuando se realiza un consumo excesivo de proteínas para incrementar la masa muscular. La consecuencia principal es una pérdida de calcio a través de la orina, seguida de una alteración de los niveles de grasa y colesterol en sangre. En último lugar, se incrementan las probabilidades de contraer enfermedades cardiovasculares.
Reducción de la función inmune de nuestro organismo.
¿Qué pautas hay que seguir para evitar la malnutrición?
Evitar alimentos que sepamos que pueden provocarnos problemas gastrointestinales.
En periodos de entrenamiento o competición, mantener unos niveles óptimos de macro y micronutrientes.
No eliminar ni los hidratos de carbono ni las grasas de nuestra dieta (son el combustible energético).
Incluir también las proteínas, al ser un componente básico para la recuperación de nuestros tejidos.
Incluir en las comidas minerales y vitaminas.
Gestionar la hidratación de manera correcta.
fuente: Planeta Triatlón
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